Algo que pensar… reflexiones para todos los días

Nunca tendremos un problema con los hijos que no venga de la mano con una oportunidad para acercarnos a su corazón.

La mejor forma de criar hijos felices es darles buen ejemplo, buenos principios y pocas cosas. Y para eso no hace falta dinero sino amor.

Todo lo realmente importante en la vida —el amor, la integridad, la sabiduría—no se compra se construye… no tiene precio tiene valor.

Lo que dice quiénes somos es lo que hacemos cuando nadie nos está mirando.

Se ha dicho que… no hay límite en lo que podemos lograr si no nos importa quién se lleve los créditos.

Promovemos lo mejor en los hijos cuando no queremos que sean lo que nosotros soñamos sino que los animamos a ser lo que sueña su corazón.

Hay varias cosas que debemos hacer para lograr que nuestros hijos triunfen en la vida. Pero basta una para lograr que fracasen: complacerlos demasiado.

Lo importante no es lo que les decimos a los hijos con palabras… sino lo que les decimos con nuestros actos.

Damos poco cuando damos cosas o dinero. Es cuando nos damos nosotros mismos, cuando de verdad damos mucho.

El enemigo del amor no es nada fuera de nosotros… es lo que falta dentro de nosotros.

Es inevitable que nuestros hijos encuentren piedras en su camino. Lo importante es enseñarles a usarlas para construir puentes y no para construir muros.

Nadie tiene “derecho a ser feliz” porque la felicidad no es un derecho sino un resultado… de obrar bien y hacer el bien a los demás.

No hay menor esposo que el papá ni mejor esposa que la mamá de nuestros hijos porque una buena relación entre nosotros es fundamental para la felicidad de quienes más amamos en la vida.

Si quieres ayuda de Dios, reza. Si quieres conocerlo personalmente “textea” mientras conduces un auto.

Una mamá sonriente siempre será una mamá muy bella!

Fuimos unos hijos que siempre hicimos lo posible por complacer a nuestros padres, y ahora somos unos padres que hacemos hasta lo imposible por complacer a nuestros hijos.